viernes, 19 de septiembre de 2008

Recuerdos de Benilde...


Yo, como nací en plena naturaleza, de niños lo que nos tocaba era cuidar de las vacas cuado no había escuela. Como no conocíamos los juguetes nos los inventábamos, recuerdo que con unas cimas de los castaños, en primavera cuando la savia empieza a subir cortábamos un trozo lo frotábamos con otro palo y con la mano despegábamos la corteza de la madera y nos hacíamos unas “piporas” que llamábamos y si el palo era mas grueso sacábamos la corteza la cortábamos todo lo largo que podíamos luego la envolvíamos en forma de embudo, en la punta mas estrecha, metíamos la “pipora” le llamábamos “berronas” ,sonaban como la bocina de un camión.
Cuando era pequeña mi mayor afán era subir a las cerezas recuerdo que un día me caí con una caña y me di un corte en la mandíbula; me curaba, Juanin de Mieres el famoso cantante que estaba en nuestra casa haciendo un pozo para sacar agua.
Por las noches en la polavicha nos mandaban “escarmenar” lana para que mi madre la hilara y así poder hacernos jerseys y calcetines, ¡¡ y vaya sueño que nos hacían pasar!! Lo mismo nos pasaba cuando tocaba esfoyar maiz.

Había un señor muy borracho y su familia no sabia como hacer para quitarle de ir al bar todos los días ,como el camino que hacia pasaba junto al cementerio decidieron ir a meterle miedo, una noche se metieron dentro del cementerio cuando lo vieron venir empezaron a gritar :
- ¡¡un alma en pena.. un alma en pena … ¡!
y el borracho le contesto:
- ¡bebe vino que al diablo pena te queda!.

Esta es una de las historias que se contaban en aquellas noches al lado del fuego.